Siguiendo una mirada holística y positiva de nuestro rol como psicopedagogos, sea en el ámbito que sea, se nos presenta en la actualidad un nuevo tema: la educación emocional, y con ella un montón de términos “nuevos” tales como: el control de las emociones, la inteligencia emocional, las habilidades sociales, la empatía, la teoría de las inteligencias múltiples, el autoconocimiento, la autoestima, entre otros.  Son temas que nos presenta el cambio de paradigma actual y las características de los nuevos sujetos que llegan a consulta, pero que poco estudiamos en las carreras de grado.

Por eso, se hace necesario aprender sobre la inteligencia y la educación emocional. Primero definamos los conceptos:

El concepto de “Inteligencia Emocional”, conocido por el psicólogo Daniel Goleman, fue descripto por Howard Gadner en 1983, como: las capacidades y habilidades psicológicas que implican el sentimiento, entendimiento, control y modificación de las emociones propias y ajenas”.  Es decir, una persona emocionalmente inteligente es aquella capaz de gestionar satisfactoriamente las emociones para lograr resultados positivos en sus relaciones con los demás, término que muchas veces resumimos como habilidades inter e intrapersonales.

En este contexto, entendemos que la inteligencia emocional es una capacidad que se puede aprender y desarrollar, por eso hablamos de educación emocional. Podemos debatir largas horas, si esta responsabilidad le corresponde a la familia o a las instituciones como la escuela. La realidad es que debemos hacer lo mejor posible con lo que tenemos, y que hay muchos ejemplos diarios en donde notamos que no sirve de nada que un niño pueda realizar operaciones de multiplicar si no puede relacionarse con sus compañeros, si no sabe calmar su ira, o entender qué le pasa a su compañera cuando llora. Y si como psicopedagogos entendemos al ser humano desde una mirada holística, integral, positiva, también es necesario y deseable colaborar o propiciar el estímulo de la inteligencia emocional.

La educación emocional es una innovación educativa que se justifica en las necesidades sociales de promoción de habilidades para una convivencia sana y el desarrollo armónico e integral y en la prevención de dificultades en los lazos sociales, que derivan en comportamientos riesgosos para sí mismo y/o los demás.

Entonces, conozcamos cuales son los pilares de esta inteligencia, a los que deberíamos apuntar con nuestras actividades e intervenciones.

 

  • La autoconciencia se refiere a la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y emociones y su relación con nuestras conductas. Emociones y racionalidad siempre van de la mano y conocer ese vínculo podrá ayudarnos a actuar de la mejor manera posible.
  • Relacionada a la anterior, la auto regulación o autocontrol emocional, es la habilidad que nos permite dominar nuestros sentimientos y sus expresiones, gestionando las que nos convenga en el momento adecuado.
  • La motivación es el factor que nos permite continuar proactivos ante determinada meta, el impulso positivo, que nos mantiene en acción, a pesar de los obstáculos, los imprevistos, etc.
  • La empatía, se describe como la capacidad de reconocer, interpretar las emociones o sentimientos de los demás, expresados de forma consciente o inconsciente, verbal, cinestésica, gestualmente.
  • Por último, las habilidades sociales, entendidas como las destrezas para relacionarse de la mejor manera posible con los demás. Y relacionadas a la influencia social.

 

A la hora de aplicar la educación emocional desde nuestro rol de psicopedagogos, ya sea como miembros de un equipo de orientación escolar, como talleristas, en un equipo interdisciplinario, o cualquiera de las funciones que elijamos cumplir, tenemos a disposición el juego como medio predilecto para lograrlo, pero además, podemos valernos de las técnicas de las terapias alternativas que nos pueden servir de motivación, estímulo, y medio para su correcta estimulación: las dinámicas de grupo, role playings o juegos de dramatización, actividades lúdicas, técnicas de relajación, mindfulness, yoga, gestión del estrés, ejercicios de respiración, técnicas de afrontamiento, técnicas artísticas, juegos teatrales, música, danza, tecnología, se encuentran a disposición de aquel terapeuta que se anime a resignificar el campo de su intervención.

A continuación les dejo referencias de algunas de las actividades que fui usando tanto en la escuela como en el consultorio y los talleres. Si googlean, hay un universo de ellas y si se animan a inventar, el universo de actividades es infinito. Adelante!!!

  • Juego de cartas. Reconocemos las emociones. Primero en el dibujo. Luego en el compañero a modo de dígalo con mímica.
  • Revistas/cuadros/imágenes/ fotografías. Buscamos diferentes imágenes de rostros y /o escenas. Analizamos sus posibles sentimientos y emociones. Inventamos historias al respecto.
  • Cuentos/videos/películas como disparador.
  • Juego de representación. Se monta una situación y dos personajes enfrentados deben exponer sentimientos y emociones encontradas y defenderlas.
  • Dibujo/pintura/representación de emociones básicas.
  • La caja de los deseos. Caja anónima donde se expresen sentimientos sobre X situación.
  • Armar un documental o película sobre una emoción en particular, o sobre las emociones que puede generar un tema de interés de quienes participen. Usen la tecnología que es el medio natural en el que se manejan los niños hoy.
  • Juegos de mesa.
  • Técnicas como el ovillo de lana, donde cada uno debe pasar el ovillo nombrando una emoción, sin repetir hasta formar una red.
  • Técnicas de control de emociones, como la tortuga o el semáforo, que enseñan a los más pequeños a reconocer, controlar y expresar adecuadamente sus emociones negativas.
  • Yoga, meditación, mindfulness. Uso de mantras, afirmaciones positivas, etc.

En conclusión, entendemos la educación emocional en sentido amplio, como parte del aprendizaje de las habilidades necesarias para la vida, y por ello la posibilidad de que el psicopedagogo intervenga estimulando la percepción, reconocimiento, interpretación, manejo, utilización, expresión de los sentimientos propios y ajenos de cada niño.

 

María Paz Marazzi

Psicopedagoga y Arteterapeuta