Ya nadie pone en duda que los niños de hoy son diferentes a los que éramos hace unos pocos años atrás y mucho más diferentes si miramos a los niños que fueron nuestros abuelos:
- los intereses son distintos,
- las cosas que los motivan son diferentes,
- las maneras de ser, de hablar, de jugar, de relacionarse también cambiaron.
Y la lista podría ser muy larga… Por eso, también dudamos de que la escuela que construimos e “intentamos mantener” sirva HOY para que aprendan. Y entonces intentamos cambiar los conceptos, los modos, las herramientas, el entorno y en esos intentos descubrimos que hay otras posibilidades, desde estudiar en casa, hasta buscar “escuelas alternativas”, desde hacerlo a partir de proyectos o problemas hasta pensar en el aprendizaje cooperativo. Muchas son las nuevas ideas y posibilidades… pero ¿las conocemos? ¿Sirven para todos los niños de hoy? ¿Son posibles, aquí y ahora? ¿Estamos los adultos abiertos a aprenderlas, investigar, innovar nuevas maneras?¿Son legales? Mil y una preguntas emergen.
Hay nuevas dudas, nuevos chicos, nuevas posibilidades que requieren de nuevos adultos que se animen a buscar su creatividad, a entender conscientemente y respetuosamente que nuestro rol también tiene que ser otro, que nosotros también tenemos que aprender…
Y en medio de todas esas interrogaciones, investigaciones y deseos, “La Pandemia” nos vino a traer una oportunidad a los que estábamos a mitad de camino entre querer y dudar. Estamos desde marzo experimentando de alguna manera “la educación en casa”. En mi caso con Umi de 10 años que viene de un cambio de escuela privada a pública, de haber creído que no podía, que era burra y vaga, a descubrir que sí puede a su ritmo y a su manera. Y esta Educación en casa que sigue sostenida por un currículum, las seños, las tareas de 5to, también nos permitió descubrirnos en otro rol, con otros tiempos, buscar otras herramientas, decidir (a veces) cómo, cuándo, y qué investigar. Nos desestructuró, nos pateó el tablero y nos instó a que pongamos en juego nuestra creatividad, como mami guía que también aprende mientras intenta co-crear con su hija. Y nos gustó.
Seguimos creando preguntas sobre otra forma de aprender, con solo algunas certezas:
- Que todos los niños tienen una capacidad innata para el aprendizaje, la investigación, el descubrimiento del mundo que lo rodea.
- Que el ritmo y la forma es propia, pero que el juego es el modo natural de aprender cualquier cosa, que es su lenguaje, que los motiva, que los acerca a su deseo natural.
- Que los aprendizajes para que sean significativos tienen que respetar sus intereses y deseos, deben ser contextualizados, y seguir el desarrollo de cada niño.
- Que los padres o guías también tenemos que educarnos, abrirnos a cuestionarnos y conocer o crear otras maneras.
- Que hay que confiar en los niños, respetarlos, ofrecernos como herramientas en un entorno de respeto y cuidado.
¿Es posible, fácil? No lo sabemos. Así vamos transcurriendo estos meses que generan incertidumbres, interrogaciones pero sintiendo que el cambio es necesario.
*Escrito por María Paz Marazzi, Psicopedagoga y Arteterapeuta, participante del Curso Virtual “Educación en casa: acompañamiento y propuestas para aprender en familia”